-Tu hermana es muy rara, Bill-. Tom encendió otro cigarrillo y me miró fijo.
-Es especial…-. Miré a Tom apretando la tira de mi mochila. –No tiene una vida fácil…
-Nadie la tiene, pequeño-. Echó el humo por la nariz y sonrió. –La gracia es luchar hasta el final, ¿no crees?
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